Que te lo explique? Claro que lo haré, recordé el color de tu pelo, la forma en que me picaba la cara cuando nos quedábamos dormidos, recordé el aroma que despedía después de bañarte, recordé tus ojos, esos luceros que iluminan el sendero, también recordé tus labios, el dulce néctar que brota de ellos, alimentando mi imaginación , haciéndome volar a mundos desconocidos, del mismo modo recordé tus hombros, la manera en que me enloquecen cuando usas blusas que los dejan descubiertos, la forma en que solía besarlos estando a tus espaldas, suave, poco a poco, me encantaba sentir como tu piel se iba erizando, pues sabía que después de ese momento girarías hacia mí y me darías el más dulce de los besos, me dirías algo al oído y después solo sonreirías de un modo tal que prometía solo el comienzo de algo que me quitaría el aliento.
Poco a poco me venció el sueño, me quede dormido, y en mis sueños, estabas ahí, esperándome, al pie de ese árbol, en la esquina del campo, teníamos quince años, estaba lloviendo, me tomabas de la mano y me llevabas fuera del cobijo que nos brindaba el árbol, tú sabías que no me gustaba mojarme, y aún así, nos poníamos a jugar bajo la lluvia, y, de repente, nos besábamos, tomados de la mano, no un beso de película, pero si uno de los que te dejan sin habla, los que hacen que olvides por unos segundos todo lo malo que te pueda estar pasando, me da risa pensar que podría ser el fin del mundo, y no me importaría siempre y cuando terminara con ese beso.
No se si algún día llegaras a leer esto, no lo escribo con ese fin, pero necesito sacarlo, tú sabes que no soy bueno con los sentimientos, y el encierro y el exilio no lo hacen más fácil, ya han pasado 9 meses desde ese hasta pronto, creo que crecí y madure más en ese tiempo que en 25 años de vida, pero sabes, no tengo prisa, tarde 14 para conocerte, me queda una vida para enamorarte y la eternidad para reencontrarte
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